La llamita oculta

Existe siempre durante el acto de leer un momento, intenso y plácido a la vez, en el que la lectura se trasciende a sí misma, y en el que, por distintos caminos, el lector, descubriéndose en lo que lee, abandona el libro y se queda absorto en la parte ignorada de su propio ser que la lectura le ha revelado: desde cualquier punto, próximo o remoto, del tiempo o del espacio, lo escrito llega para avivar la llamita oculta de algo que, sin él saberlo tal vez, ardía ya en el lector. Juan José Saer

jueves, 4 de marzo de 2010

Una chinche aplastada y una clamorosa colisión en la cabellera de Andrómeda

ASTROLOGÍA


En un punto del universo ha estallado una estrella
y simultáneamente el equilibrio químico
se turba desconcertado en una célula de mi vecino.
De este modo el cáncer se instala del otro lado de la pared.
Si tengo una estrella para mí, por el momento
brilla estáticamente sostenida,
hasta que alguna mutación en su vientre llameante
determine un coágulo en mi historia personal.
No es que crea mucho en estas relaciones,
en el lenguaje prefigurado que torna dramáticas las constelaciones
Creo sí en el deterioro universal,
en las fallas del mecanismo que no entraron en la cabeza de Kepler,
en el movimiento falso del músculo
en la cláusula ambigua del tratado de paz:
dones de un mismo reino donde las proporciones son apenas un accidente
y la falta de sentido y de fidelidad lo único serio;
piedras en la vesícula, explosiones en el sol,
una chinche aplastada y una clamorosa colisión en la cabellera de Andrómeda.


Joaquín O. Gianuzzi