La llamita oculta

Existe siempre durante el acto de leer un momento, intenso y plácido a la vez, en el que la lectura se trasciende a sí misma, y en el que, por distintos caminos, el lector, descubriéndose en lo que lee, abandona el libro y se queda absorto en la parte ignorada de su propio ser que la lectura le ha revelado: desde cualquier punto, próximo o remoto, del tiempo o del espacio, lo escrito llega para avivar la llamita oculta de algo que, sin él saberlo tal vez, ardía ya en el lector. Juan José Saer

jueves, 4 de marzo de 2010

¿Cómo pudimos/ saltar sobre el abismo/ puesto el pie sobre el pecho del primate/ yo y señores ilustres condecorados entre sí?

Antropología

Con buena voluntad y concentrada
imaginación y algo de historia,
uno podría rescatar
del chimpancé que hay en el zoológico,
digamos a partir de la profundidad
de su estática frente,
una especie de paraíso original.
Mientras aquí, desde este lado avanza
una curiosidad venenosa,
desde el otro dominio
perpetuamente inmóvil
y vuelto hacia sí mismo sin esfuerzo,
el reino inmutable apenas abre
una ventana indiferente
para alimentar su propia música
y las flores monstruosas
que Adán contempló desde su fétida caverna.
Como un vago recuerdo de esa región clamorosa
tengo algunas preguntas. ¿Qué hice yo
para alcanzar esta vida,
este supuesto conocimiento
que mantuvo el terror y logró conciencia?
¿Cómo pudimos
saltar sobre el abismo
puesto el pie sobre el pecho del primate
yo y señores ilustres condecorados entre sí?

Joaquín O. Gianuzzi (1924-2004, Buenos Aires)

Poemas 1958-1995, Joaquín O. Gianuzzi, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1995.