La llamita oculta

Existe siempre durante el acto de leer un momento, intenso y plácido a la vez, en el que la lectura se trasciende a sí misma, y en el que, por distintos caminos, el lector, descubriéndose en lo que lee, abandona el libro y se queda absorto en la parte ignorada de su propio ser que la lectura le ha revelado: desde cualquier punto, próximo o remoto, del tiempo o del espacio, lo escrito llega para avivar la llamita oculta de algo que, sin él saberlo tal vez, ardía ya en el lector. Juan José Saer

jueves, 4 de marzo de 2010

Rastrear qué queda del maltratado humano germen, y reanimarlo, que flote hasta vaciarse.

Bajo el aspecto vaciarnos
de cuanto sea amar lo amable,

de vergüenzas por faltas,
linsonjas por aciertos,

de tentarse, exaltarse, abatirse,
como libres atributos de una índole,

de ardides de la escasez: masticar
con violencia para engañar el hambre,

de ficciones de dominio: la mirada
rígida, barbilla que ordena;

vaciándonos, que nuestros
deseos y apegos detengan su girar,
nada que conmueva
este desabrimiento, amarillez
de plantas que se acedan,

y no obstante, vaciedad
a la espera de su propia consución,
para rehacernos,
inspirando
profundo, hasta los talones,
y zambullirse,
rastrear qué queda
del maltratado humano germen,
y reanimarlo,
que flote
hasta vaciarse.

Alberto Girri (1919-1921, Buenos Aires)

Trama de conflictos, Alberto Girri, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1988