EL INFINITO
Amé siempre esta árida colina
y este cerco que obstruye la visión
de gran parte del último horizonte.
Sentando, contemplando, me imagino
un infinito espacio más allá,
silencios sobrehumanos, honda calma,
hasta casi aterrar al corazón.
Mas no bien oigo al viento susurrar en el cerco,
y distingo esa voz
de aquel silencio inmenso,
me alcanza la memoria de lo eterno,
y la muerta estación, y la presente
y viva con su son. Así le entrego
a esta inmensidad mi pensamiento
y me hundo dulcemente en este mar.
Giacomo Leopardi
(Traducción: Ricardo Herrera)