La llamita oculta

Existe siempre durante el acto de leer un momento, intenso y plácido a la vez, en el que la lectura se trasciende a sí misma, y en el que, por distintos caminos, el lector, descubriéndose en lo que lee, abandona el libro y se queda absorto en la parte ignorada de su propio ser que la lectura le ha revelado: desde cualquier punto, próximo o remoto, del tiempo o del espacio, lo escrito llega para avivar la llamita oculta de algo que, sin él saberlo tal vez, ardía ya en el lector. Juan José Saer

martes, 9 de marzo de 2010

Podríamos vislumbrar un gato deslizándose bajo un coche, pero en realidad este hecho no se produce.

La calle

Trabajos Prácticos (fragmento)


Descifrar un trozo de ciudad. Sus circuitos: ¿por qué los autobuses van de tal a tal sitio? ¿Quién elige los itinerarios, y en función de qué? Acordarse de que el trayecto de un autobús parisiense intra-muros está definido por un número de dos cifras, de las que la primera hace referencia a la parada central y la segunda a la periférica. Encontrar ejemplos, encontrar excepciones: todos los autobuses cuyo número comienza por la cifra 2 parten de la estación del Este; todos los autobuses cuyo número termina con un 2 llegan grosso modo hasta el distrito 16 o hasta Bologne. (Antes se usaban letras: la S, que tánto le gustaba a Queneau, ahora es el 84; conmoverse con el recuerdo de los autobuses de plataforma, la forma de los billetes, el cobrador con su maquinita sujeta a la cintura...)

La gente en la calle: ¿de dónde vienen? ¿a dónde van? ¿quiénes son?
Gente con prisa. Gente sin prisa. Paquetes. Gente prudente que ha sacado el impermeable. Perros: son los únicos animales visibles. No se ven pájaros -sin embargo sabemos que hay pájaros- tampoco se les oye. Podríamos vislumbrar un gato deslizándose bajo un coche, pero en realidad este hecho no se produce.

Total, que no pasa nada.


Georges Perec